“No quiero ser un ave de paso en Sporting Cristal. He llegado para hacer historia”- Irven Ávila. (Enero 2012)
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Para el año 2011, el Sport Huancayo al mando de Roberto Mosquera, figura ligada a Sporting Cristal, había realizado quizás la mejor de sus temporadas en primera división, clasificando al torneo más importante de Latinoamérica, la Copa Libertadores. La estrella de aquel plantel sin duda alguna fue su goleador, Irven Beybe Ávila Acero, de 21 años de edad.

A finales de ese mismo año el Sport Huancayo era desmantelado, yendo el club bajopontino a la caza del mejor jugador del torneo doméstico, Irven. El 16 de diciembre de 2011, Sporting Cristal anunciaba que Ávila llegaba a La Florida para las temporadas 2012 y 2013 y de manera casi paralela, cerraba trato con quien había logrado potenciarlo al máximo; Mosquera sería el Director Técnico de la raza celeste.

Con todo a su favor, el romance de Irven y la hinchada florecía; ávidos de delanteros que llenen los zapatos de Julinho, Bonnet, Leal y compañía, los rimenses habían sufrido ya muchas desilusiones, mitigadas solo por la aparición de Miguel “El Chino” Ximénez, quien terminaría su paso por el fútbol peruano en la acera de enfrente, descartando así la oportunidad de ser considerado un referente del Sporting Cristal.

En la primera temporada de Ávila en el club, Cristal se volvía a coronar Campeón Nacional luego de siete años. Irven, junto a Hernán Rengifo y Junior Ross, fueron el tridente ofensivo de la escuadra bajopontina, llegando a marcar en conjunto 48 goles: 17 para Rengifo, 16 para Ross y 15 para Ávila. En ese entonces, la apuesta de Mosquera con Ávila por derecha, Ross por izquierda -como extremos- y Rengifo de único punta, sabía a nostalgia, recordaba el pasado. Y decimos pasado, porque cuando los vimos por primera vez juntos en cancha, un dejavú asaltó inmediatamente nuestras mentes retrocediéndonos a la década de los noventas. En pleno 2012, revivimos el 94, junto al trío más goleador de la historia celeste: Maestri, Julinho y Palacios. Aquel guiño a la historia del Sporting, ha sido una de las alegrías más grandes de los últimos tiempos para los amantes del buen fútbol, que atacados inevitablemente por la añoranza de esos años, soñamos con la máquina celeste en su mejor momento.

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El 2013 consolidaría a Irven como el delantero estrella de Sporting Cristal. Con la partida de Hernán Rengifo, Ávila tomaba la posta y jugando de nueve, como única punta, se alzaba como el máximo anotador de los celestes con 18 goles en 36 partidos disputados.

Ese año la Libertadores traería muchas sorpresas para Ávila, entre ellas, que fuera considerado dentro del equipo ideal en la fecha siete de la fase de grupos, junto a delanteros de la talla del brasilero Diego Tardelli. “El Cholito” convertiría 4 goles en 6 partidos disputados por el Sporting Cristal y aunque no pudo lograr la clasificación del equipo, su actuación personal le valió el interés de cuadros como el Rayo Vallecano de España.

Hacia el 2014, Ávila ya contaba con un lugar ganado en el Club del Rímac, por eso ante el paso temporal de Vivas y la llegada definitiva de Daniel Ahmed, Irven no vería mellada su titularidad ni su continuidad en el Sporting. De hecho, ese año -que sería un año de poca productividad ofensiva para el equipo- Ávila seguiría siendo el delantero con más gol (13 en el torneo local) ubicado esta vez por izquierda, en un tridente que dejaba a Maxi Núñez por derecha y al “Chapa” Blanco como único punta.

“El Cholito” versión Daniel Ahmed alcanzaría el segundo título nacional de su carrera y la estrella número diecisiete para el Sporting Cristal ante un rival como Juan Aurich en una final con definición de infarto. Aquella tarde en el Mansiche de Trujillo, Ávila se hacía presente en el score marcando el primero de la visita, trazando el sueño que nos llevaría a la gloria. Más adelante Calcaterra y Chávez sellarían una victoria dura, ajustada, luchada, como había sido toda esa temporada para los celestes.

El 2015 fue un año de altibajos, la eliminación en Copa Libertadores en un grupo relativamente accesible, dejó un sabor amargo en los labios; por otro lado en el torneo doméstico, la era Ahmed concluía desgastada.

Contra todo pronóstico y gracias al Apertura conseguido, el Sporting Cristal llegaba a los play offs enfrentando a Vallejo en una semifinal plagada de goles, donde Ávila nuevamente se hacía presente. La final del torneo sería ante un sorprendente Melgar de Arequipa en una historia que el tiempo, amo de las revanchas, ha logrado equilibrar. En ese año que nos dejó un subcampeonato, los goles los puso el capitán Carlitos Lobatón y en segundo lugar llegó Irven, para terminar escoltado por el argentino “Picante” Pereyra.

La última temporada de Ávila en La Florida fue corta, no se podía seguir retrasando lo inevitable. Tarde o temprano, Irven tendría que emigrar al extranjero porque su calidad sobre el campo de juego así lo determinaba y porque nosotros los celestes habíamos sido muy afortunados de tenerlo a nuestro lado todos estos años. Irven se mudaba a Quito, para jugar por la Liga Deportiva Universitaria (LDU), uno de los equipos más importante de Ecuador y el único en adjudicarse una Copa Libertadores de América en su país (2008). El 03 de agosto de 2016, Ávila era presentado por el Club junto a su nuevo técnico el ex futbolista y mundialista Alex Aguinaga, un ídolo del fútbol ecuatoriano.

Para suplir el vacío, la directiva celeste traía a Diego Ifrán, delantero uruguayo de distintas características técnicas, dejando el ataque en manos de la sociedad Ramúa – Ifrán, que en ocasiones se vio alimentada por Chávez y Lobatón, así como el propio Calcaterra.

Hasta aquí la historia es ampliamente conocida, plagada de goles y festejos.

La partida de Ávila siempre fue una oportunidad latente, su habilidad y sus características de juego no dejaban de recordárnoslo; Sporting Clube de Braga, Rayo Vallecano, Al Nassr, Atlético Fluminense Football Club, todos con intereses reales sobre un 9 moderno, polifuncional, encarador, habilidoso, que va bien por arriba, con gran pegada desde fuera del área y además, un gran asistidor. Años atrás, circunstancias personales retrasaron su salida, pero esta vez, cuando LDU tocó la puerta, Irven estaba listo para abrirla y volar.

Ávila nos había regalado cinco años de su vida; había hecho feliz a la raza celeste en tantas ocasiones que nunca hubiésemos podido llevar la cuenta. Su presencia en el club aportaba la cuota motivacional, su historia de vida y éxito era un vivo ejemplo en un fútbol irregular como el peruano.

Profesional a carta cabal, de gran estado físico, un guerrero huanuqueño que rinde en la altura o en el llano; Irven ha convertido goles de toda factura con la camiseta celeste y nos ha dejado claro también, que más allá de adaptarse al entorno físico y geográfico, es un jugador adaptable a las circunstancias técnico/tácticas, pasando por la dirección técnica de Mosquera, Vivas, Ahmed y Soso.

Es inevitable creer que en el corazón de Ávila, Sporting Cristal tiene un lugar privilegiado. Con nosotros “El Cholito” fue campeón nacional por primera vez y por primera vez también, jugó el campeonato de clubes más importante del continente. A Irven lo hemos escuchado declarar en más de una ocasión que en Sporting Cristal se siente a gusto y que su hinchaje por nuestros colores se ha ido decantando en el tiempo.

Y es que hay dos maneras de hacerse hincha de un club como el nuestro: por tradición o por sentimiento. En el primer rubro se ubican los hijos de, hermanos de, amigos de, todos contagiados por una pasión genuina que germinó en corazón ajeno y llegó hacia ellos en circunstancias perfectas. Hacerse hincha por sentimiento, en cambio, requiere tiempo, entrega, dedicación y fundamentalmente un corazón predispuesto.

En el caso de Ávila, habiendo quedado clara su entrega; el tiempo y la dedicación son dos factores que Irven tiene en sus manos. Volver a Sporting Cristal para disputar la temporada 2017, calza perfectamente en el factor tiempo, rechazar las propuestas de otros clubes, es eso llamado dedicación.

daniel apuy

¡Salud Irven!

Bienvenido de nuevo a tu club, a tu casa.